martes, 12 de octubre de 2010

Cuatro consejos sabios.


Los consejos llenos de sabiduría que Salomón expresó en Proverbios, tienen una clara vigencia en la actualidad. Como cristianos, debemos atesorar estas palabras y hacerlas parte de nuestra vida. A continuación se estudian cuatro de estos consejos que son fundamentales para que nuestro caminar con Dios cada día sea más perfecto.


Texto Base: Proverbios 4:23-27

Proverbios 4
23 Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida.
24 Aleja de tu boca la perversidad;
aparta de tus labios las palabras corruptas.
25 Pon la mirada en lo que tienes delante;
fija la vista en lo que está frente a ti.
26 Endereza las sendas por donde andas;
allana todos tus caminos.
27 No te desvíes ni a diestra ni a siniestra;
apártate de la maldad.


Consejo 1: Guarda tu corazón

El corazón es el símbolo utilizado para el fundamento de nuestras vidas; de ahí surgen nuestras prioridades y propósitos. Por eso, como cristianos debemos procurar que nuestro corazón esté centrado en lo eterno. Y es que debemos tener presente que solo las cosas que hagamos para Dios permanecerán. Tratar de mantener el control con la ayuda de Dios y no dejarnos llevar por las cosas de este mundo debería de ser un objetivo diario.

Colosenses 3
1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Nuestro corazón estará donde se encuentra nuestro tesoro. Tratemos de hacer tesoros en el cielo y nuestras prioridades serán consecuentes con las de Dios.

Mateo 6
21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.



Consejo 2: Guarda tu lengua

Lo que decimos puede crear muchas dificultades y problemas.

Santiago 3
5 Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!
6 También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.
7 El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas;
8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios.
10 De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

O bien puede ser de bendición.

Proverbios 15
23 Es muy grato dar la respuesta adecuada,
y más grato aún cuando es oportuna.

Proverbios 25
11 Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene.

Tratemos de controlar en el Señor nuestra lengua y que lo que digamos sea para edificación. No demos lugar al chisme ni a la calumnia. No critiquemos para destruir. No ofendamos.

Consejo 3: Guarda tus ojos

Es fácil desviar la mirada y alejarnos de la meta.

Gálatas 5
7 Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad?
8 Tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado.

También es fácil mirar donde no debemos y perder de vista a Jesús

Mateo 14
28 --Señor, si eres tú --respondió Pedro--, mándame que vaya a ti sobre el agua.
29 --Ven --dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.
30 Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: --¡Señor, sálvame!
31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: --¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

El secreto del éxito reside en poner la mirada en Jesús.

Hebreos 12
2 Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Si estamos mirando al Señor y no a los hombres ni a las circunstancias, podremos tener una mejor visión, más amplia y desarrollar una mayor confianza en Dios. Podremos comparar la diferencia entre Cristo y los hombres y entre Cristo y las circunstancias y darnos cuenta que en todos los casos Cristo es más grande.

Consejo 4: Guarda tus pies

No debemos actuar en forma impulsiva. Es necesario que meditemos y oremos.

Salmos 37
23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino.

Tampoco debemos vacilar.

Santiago 1
6 Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento.

El Señor ha prometido guardar los pies de los santos.

1 Samuel 2
9 Él guiará los pasos de sus fieles,
pero los malvados se perderán entre las sombras.
¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!

Al entrar a cada nuevo día debemos hacerlo tomados de la mano de Dios. Si así lo hacemos, podremos experimentar en nuestras vidas que:

Proverbios 4
18 La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.

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